1 de noviembre de 2010

Estamos grandes...

En el viaje, charlando, fumando, pienso en mis rodillas, en no exigirlas. El sábado se jugó a tres cuartos de máquina, pero un match es un match. Hay que acusar recibo y redoblar la precaución. Las gentes se saludan, se charlan, se hacen chicanas, elongan, se vendan. Trato de tocarme los pies y para lograrlo doblo las rodillas 45 grados. Despacito, pienso, es mi cuerpo, es cuidarlo o sufrirlo. Se arman los equipos y el domingo se cobra su sentido en la ventanilla de la justicia: Hay fútbol.
Rueda la redonda sobre el verde césped y automáticamente mi viejo choto interior se vuelve sumiso y mudo al tiempo que el mocosito cebado que me habita le arrebata el micrófono con vocación de arenga: "Corré, puto, poné la patita, la concha de tu madre!". Hago caso. Hago caso hasta el final. La sangre ya no me llega a las piernas y la que llega trae plomo en vez de oxígeno. Me siento antes que termine el cotejo. Las gentes quieren un gol gana pero no doy el brazo a torcer. Nada bueno puede quedarle a este partido para mi.
Volvemos en el auto y mientras siento mis piernas acalambrándose más y más cada minuto huelo el día de mierda que va a ser el lunes.
Despierto un lunes 1 de noviembre y compruebo, horrorizado, el efecto que en mi tienen la vida sana y el deporte: soy la momia de titanes en el ring.

Todo muy lindo, pero el finde que viene
me la pongo hasta el cerebro.

3 comentarios:

Gonzalo Aranés dijo...

Leyendo esto, se me estruja el corazón por ese gol que no te dejé que entre.
Perdoname...por el amor de un dios, perdoname. De haber sabido que tu lunes iba a ser así, hubiera depuesto mi actitud.

nono dijo...

Por el amor de un diossss!!! El calambre, la sequía goleadora y el día lunes son en verdad una combinación complicada... espero que las reparaciones vengan con una alta cuota de teatralidad, ya que no soy un mozalbete fácil de engatusar y si me doy cuenta que me dejan hacer los goles temo que las consecuencias psicológicas de tan duro golpe anímico se trasladen raudamente a mi sistema de irrigación sanguínea con fines eréctiles. Igual, es siempre un placer cagarlo a pelotazos y ver como responde, araña negra. salute

Anónimo dijo...

Glucocartiflex