11 de abril de 2011

A veces suma y andamos con una sonrisa bien boluda en la cara

Como aquel cliché de pareja que se lleva como el culo y se echan en cara los hijos cuando estos se mandan alguna cagadita, porque, claro, Ahora que incendiaron a la abuela son MIS hijos, no? de la misma manera, me hago cargo cuando me conviene en este matrimonio por obligación que tengo con la línea que a diario me lleva y me trae. El color caquiento del 39 me hace sentir un soretín, qué me va a hacer sentir sino, eh? Molécula de sorete, te digo más... sudando gota a gota la raya en suculento apretuje con el puñado de gordos que rexona abandonó, somos el rodante trozo de caca que hace constitución - chacarita. No me llena de orgullo, no ando por ahí diciendo que viajo en 39 y, a pesar de la socarrona coincidencia de sentirme una mierda casi todas las mañanas, no me siento parte de nada. Pero cambia, todo cambia, lalala, etc. Por fugaz que sea, el sentimiento vale, y hoy me sentí parte hasta los huevos, hoy los hijos son nuestros, hoy todos somos el sorete rodado que hace constitución - chacarita. Hoy, a la mañanita nomás, le llevamos puesto el espejito retrovisor a una lancha mal estacionada. Sí, señora, un momento de gloria. Estacionada enfrente de una panadería, claro. El soretongo estaría pulenteandose una docena de facturas a pura chapa y yo, con MI bondi, le arrebaté el espejito de refilón. Como un lechazo de justicia divina en el ojo de María Julia Alsogaray!

This is el atropelo, ma mi!

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