20 de abril de 2011

Cronos

Era una perfecta idiota.
Repetía hasta el hartazgo una frase de un tango, dando a entender, básicamente, que en los temas del querer la sabía lunga.
A mi no me la vengas a contar.
Esa actitud molesta en todos lados, pero la cosa se pone tioca de verdad cuando viene acompañando un enunciado que poca luz arroja sobre el asunto en cuestión.
Poco tiene que ver el bajorrelieve con el culo de Narda Lepes, el rock con la cirugía plástica y el amor con culear al costado de una ruta.
Se hablaba de física cuántica y ella gambeteaba citando un tango cuya letra debe ignorar, más allá de su cita repetida, y dice que comprendo que en la vida se cuidan los zapatos andando de rodillas.
Ella era una de esas idiotas que prefiere comprar nuevo antes que andar haciéndose remiendos. Y la cosa se pone tioca de verdad cuando esa decisión trasciende lo material.
El perdón le corresponde a los que se arrepienten
y hay cosas que el tiempo no puede encargarse de arreglar.



Ahora sí,
nos vimo!

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