En algún momento, alguien dijo de él que lo veía como un chacal. Que lo veía ir por donde fuera tomando para sí lo que fuera que él consideraba de valor y utilidad.
Esta consideración le pareció fascinante. Se imaginó a si mismo viviendo de lo que pudiera recoger o birlar de los lugares y personas que frecuentara.
Desde ese día, cada vez que entra a un baño, se roba dos metros de papel higiénico.
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