Miguel se tira de costado o de panza y estudia lo que a él le viene en gana decretar digno de observación. Su voluntad de acero y su nivel de concentración son, desde todo punto de vista (y desde toda especie de vista), encomiables. Guarda Miguel para si el secreto de su obsesión.
Miguel solo obedece a un puñado de personas, de las cuales tengo vista a una: el dueño. El resto del mundo pareciera ocupar un escalón inferior, reducidos a una condición de pseudo servidumbre, de prescindible basurita pululante, sin mayor mérito que un envoltorio de chupetín. Así, de pasada en pasada, Miguel te va desgastando y convenciendo de que, de verdad, sos una basurita sin mérito.
Hoy, viernes, Miguel me mostró un truco durísimo. Viste cuando vas caminando por la calle y de frente viene una minita que te cabe un poquito (o no) y la mirás a ver si pica o algo (o no, la mirás para mirarla nomás), y la mina te mira y la agarrás justo cuando te mira y ella tiene un microepisodio de calor que resuelve dejando la vista fija, fija, fija, hasta que vos salís de su campo de visión, dando a entender, mediante esta artera maniobra, que lo que en realidad pasó fue que ella, pancha como pancho por la casa de la que no es dueño, iba mirando fijo a un punto de la nada misma y vos, hombre, idea fija, verga con patas, molesta invención de la naturaleza, te cruzaste momentáneamente en su línea de visión, sin tener ella ninguna voluntad de observarte ni vocación de registrarte a punto tal que, menos que un hombre, una idea fija, una verga con patas, una molesta invención de la naturaleza, fuiste una mancha ininteligible que no hizo impresión alguna en su retina. Un poco mucho, no? Bueno, eso me hizo un perro. Recién. Y me dolió un poquitín, para qué te voy a mentir!?
Feliz viernes, ponganlán los que puedan! A los que no quieren ponerla porque no les interesa todo eso de andar seduciendo, les mando un beso ruidoso en el pupo y nada, tómense un licuado!
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