Haciendo lo que hacemos siempre, nos cruzamos con vicisitudes palabreras de lo más simpáticas. Hace instantes, recién nomás, el nene y la nona:
Nene: Abu, sabés qué hacen un tenista y un salame cuando se encuentran?
Nona: No, qué hacen?
Nene: Y, el tenista se come un salame.
Nona: Y el salame?
Nene: El salame se lo come un tenista...
Rescatamos enérgicamente la actitud que le puso el pibe al cuento! No más de 5 años tenía y, la verdad, uno podía casi paladear el salamín. Un tiempista el hombrecito. Lo que no podemos evitar es preguntarnos de dónde corno sacan los chistes estos pibes de hoy...
¿Será?
¿Vos decís?
Están mejorando entonces...
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