Porque te quiero, Claudia!

- Qué pendeja canchera parecés con esa cosa que no entiendo qué es, pero que parece ser re, re cool! Qué es?

- Ay, tonta! Es un manos libres.

- Ah... y para qué sirve?

- Mirá, tengo mi telefonito y acá abajito el telefonito tiene una entradita, entonces yo agarro el cablecito este y se lo meto en la entradita y listo. Del cablecito sale este auricularcito y este microfonito para que yo escuche y hable sin ponerme el telefonito en la oreja como antes, re molesto, te acordás? Ahora no! Ahora es manos libres! Re práctico!

- Claaaaa... pero decime, Claudia, el teléfono lo tenés en la mano

- Sí, porque no me gusta llevarlo en el bolsillo, me da miedo cortar sin querer.

- Ajá... y el microfonito por qué lo agarrás?

- Porque si no me lo acerco así, bien cerquita de la boca, no sé si se escucha... es un microfonito muy chiquitito, viste?

- Es chiquitito el microfonito... claro.

- ....

- Entonces, vos tenés un teléfono.

- Sí.

- No tiene cables.

- No.

- Y lo usas con una mano.

- Ahora con ninguna.

- Porque tenés el manos libres!

- Claro!

- Claro. Pero con una mano tenes el telefonito y con la otra el microfonito.

- Hmmm... sí.

- O sea qué usás las dos manos

- ...

- Claudia!

- QUÉ!?

- Usás las dos manos?

- Bueno, sí, pero no importa.

- No importa tener las manos ocupadas?

- No, no importa.

- Y para qué usas un manos libres?

- Porque te sentís, no sé... manos libres.

- Ah, te sentís manos libres, ok. Y pelotuda no te sentís? Un poquito, digo...

- Pelotuda será tu vieja, que todos los años vota al PO

- Epa, qué fuerte.

- Epa las pelotas, gorda tragaleche!

- Ah, nos fuimos al carajo! Vos querés que te faje, Claudia?

- Dale, pero en pelotas!

Ahora llamalo a tu novio y contale cómo estás cobrando!