17 de septiembre de 2010

Fresca como una chela!

Amanecí tranquilito. Miré la hora; estaba llegando tarde al laburo, como siempre. Me calzé los vaqueros azules, me cepillé los dientes y, cuando estaba por prender la TV para informarme de las vicisitudes climáticas a enfrentar en el día de la fecha, como un rayo, me atravesó la rebelde intención de guiarme por mis propios instintos; levanté la persiana de un tirón y me encontré con este hermoso día de pleno sol. Con renovada confianza, me puse un puloversito de abuela de lo más canchero (tiene cierre relámpago y bolsillos cuadrados al frente, una hermosura), junté las moneditas para el bondi y me fui.
Acá se pone densa la historieta! Al atravesar la puerta del derpa y ganar la calle, me picó una duda. Una duda fresca. Fresca, como una chela. Con hidalguía me golpeé el pecho, "no pasa nada". Cuando llegué a la esquina, la duda se puso gorda. Gorda como una prima que tiene carnet de socia en dunkin donuts. Con gallardía, al grito de "no pasa naaaa", me apliqué un nuevo golpe pechístico, esta vez seguido de un leve frotamiento bimanual en los antebrazos.
A las dos cuadras, la prima gorda que era mi duda se puso heavy de verdad, como esas primas gordas que además de tener una condición glandular (se dice así?) la miran a Mirtha, que la odian, pero quieren ver qué se está manducando la señora. De más está decir, amigos, que no se puede andar con frío por la calle, menos que menos, llevando en los hombres a una prima/duda tan pero tan gorda.
Me guardé la higalduía, la gallardía, me di una palmadita en la nuca, y me volví al trote a buscar una campera. Arrepentido, pero abrigado, que te pensá!?

Ahora, siendo que el sol es el astro más grosso,
no le da vergüenza dejar que la sensación térmica haga lo que se le da la gana?
eh?



1 comentario:

Yamila De Filippis dijo...

me gusta carajo!

aguante el sol loco. aguante.