Surgió nomás, dejemos de lado las autorías y esas giladas del ego:
Uno le contaba al otro de un amorío malogrado y un tercero intervino preguntando por el estado físico de la susodicha. La respuesta, unánime, fue que la burra ostenta una carrocería cegadora. El buen hombre opinó que cuando las putas están buenas se las puede odiar con enjundia pero mientras se dejen se la seguís dando y cuando no se dejan más sufrís como un animalito. Todos de acuerdo, risa, trago, pitada y deriva en que cuanto más buenas están, más hijas de puta son. Claro, clarísimo, decimos todos, qué hijas de puta, será de dió! Y risa y trago y pitada.
Profundizando esa veta, opina uno que los hombres, como buenos seres de existencia post-fálica*, otorgamos el perdón con mayor facilidad a medida que es mayor la hermosura de la perpetradora del mal hacer y, conscientes de eso, las mininas nos manipulan y agravian con la ligereza del que sabe que con unos mimos o, en el peor de los casos, un petín, todo se arregla. Así nosotros, sin quererlo, alentamos y habilitamos la perpetuación in eternum del mal hacer despreocupado.
Envalentonado por el alto vuelo filosófico de la chachara etílica, sugiere alguno que las hay hermosas y manipuladoras, pero también las hay hermosas y boludas, lisa y llanamente. Se da cuenta de que goza de la atención de la mesa y se lanza a la elaboración: Claro, vos decís que con un petín la arregla, entonces se la manda, total... y estamos de acuerdo, esas son unas hijas de puta. Pero también está la linda buena mina y esas TAMBIÉN te la mandan a guardar. Ahora, estarán de acuerdo en que algo las separa. Uno reconoce cuando se la ensartan con malicia y cuando la liviandad del ensarte nace de una inocencia que solo la ignorancia puede proveer. Seguime un poquito, a ver... vos sos una minita, estás re fuerte, pero sos medio Karina Olga. Consecuencia de tu privilegiada figura ya de pebeta se te perdona todo porque "a lo mejor cuando sea legal se acuerda y tira un centro para este lado esta burra", no? Bueno, vivís toda la vida así. Qué puede asimilar una Karina de una situación así, donde la caga fiero y a los dos minutos estamos como si no hubiera pasado nada? La hija de puta, sabemos, entiende al toque que te puede prender fuego el coche total después se manda un lap-dance y aquí no ha pasado nada pero la Karina no hila tan fino. Ve que te ponés como loco y que al ratito se te pasa, entonces entiende que lo que hizo en realidad no era tan grave al final y vos saltaste mal porque andabas un poquito nervioso por otros temas. Entonces, a los 30, Karina te parte bien el orto y cuando le venís con un planteo lo único que entiende es que estás nervioso, y si por uno de esos milagros de la existencia te sacás la lechona del cerebelo y sostenes el enojo sos un histérico, exagerado, un vinagre y la mar en conche, no'cierto. Por eso las Karinas piensan que las minas son todas unas yeguas histéricas. Como no se la quieren dar, le pasan factura por las cagadas que se manda y así no hay Karina que aguante. Mientras tanto, en un cuarto lleno de hombres, Karina dice que vota macri y todos los montoneros a mansalva empiezan a hablar de que, bueno, la verdad que el impacto en el medio ambiente que tuvieron las ciclovías es positivísimo y la re puta madre que me parió!
Te incendié el duna, gordi.
Tus hijos estaban adentro... creo.
*Existencia post-fálica: Primero la verga, después los principios.