Allá en connecticut, los demócratas votan por demócratas y los republicanos por republicanos. En el medio, el otario del montón, define su voto basándose en algebraicas tales como: "Con este me tomaría una birrita", "No sé si tiene cerebro, pero ambos somos fans de los Yankees", o "Oh, sí, antes que a un maldito negro, latino o homosexual, yo voto a un ignorante" (las palabras "latino" y "homosexual" debieran ir separadas por una "u" en lugar de una "o", pero es un redneck, papi. Corregilo vos si te animás). Siendo que los estados unidos de norte américa son, como todos sabemos y naides discutimos, el mejor país del mundo, es justo concluir que esta ecuación se instituye en un método electoral cuyo inexorable resultado es el éxito, la felicidad y los hot dogs.
Acá el criollo, en cambio, ante la urna se debate entre ensobrar una feta de salchichón primavera o una historieta de Clemente. Este accionar nos excluye del vertiginoso escenario antes planteado. Una pena, si consideramos el universo de multipel choy'sis'seses's' del que nos abstenemos de clavar por eso de andar leyendo las plataformas electorales, fijate vos a donde llega la irracionalidad, por dios, sunessscandalo. Así esto no cambia más, te digo!
En el laboratorio del arrepentimiento encontramos un bonito boceto de algebraicas tentativas ante un número de escenarios dubitables para el territorio nacional y suponemos que lo habrá elaborado algún cientifico politologo de renombre, pero tampoco nos vamos a andar fijando, qué tanto! Lo compartimos con ustedes, gentes lindas. Agarrensé que ahí va:
Caso 1: Trayectoria y oficio
¿A quién contratarías para un laburito de albañilería?
Caso 2: Estreñimiento
¿Cuál tiene más cara de
"me estoy cagando encima hace 14 años"?
Caso 3: Tentaciones & traiciones
Hay más, pero son harto polémicas.
Un beso grande grande a la coneja Baldasi!
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