Qué pedazo de temaso este pedazo de temaso! Cuchá!
Un trío de negros cool haciendo una base cool, despreocupada, tranquilasa, con mucho swing, mucho tachmunt, mucha indiferencia de dandy cogedor. De a poquito, en el fondo, entra una orquesta. Arribeño, como quien no quiere la cosa, una mulata aparece canturreando y de sopetón te manda un flor de chamuyating. El chamuyating, para los que no saben, es un célebre movimiento invertebrado del free jazz que consiste en visualizar al turro que te clavo las huampas, te dejó de garpe con la factura de fibertel o te vendió cien gramos de sconnes viejos y cantarle las cuarenta. En este caso, el chamuyating es de los más cortos que el barrio ha visto, pero en los parámetros temporales de rca victor es un viaje a mar del plata en renault 4 con la familia política, así que en promedio les cerró a los dos y gracias a esa feliz coincidencia y al trabajo de montones de talentosísimas personas, podemos disfrutar de esta bonita página. De qué la va el chamuyating, pregunta el lector, y yo le cuento, que para eso vine:
La mina, Marlena, anda compungida porque su choma resultó ser un chasco. Al principio todo bien. Ella, loca de amor, se compraba las revistas del corazón para aprender a hacerse el cavado y él, su macho hermoso, hacía los deberes y clavaba como dios manda. La vida era hermosa y se pasaban las mañanas a puro beso, arrumaco y hot cake con jarabe de palo.
Resulta que un buen día el nigger le rompe la trucha al trompa por vaya uno a saber qué escaramuza y llega a la casa anunciando su flamante desempleo. Rápidamente se cansa Marlena de que el otario se pase los días panza arriba mirando cocineritas mientras ella, pobrecita, se desloma para traer el pan a la mesa. Le salta la térmica (a Marlena), lo sienta al boncha en una silla de mimbre que tienen en la pieza, le canta las cuarenta y lo echa de la casa al grito de "hacete un bolsito y salí de mi vida, oíme, vago de mierda!". El negro, vago pero no boludo, comprende perfectamente que si lo echan va a tener que empezar a laburar otra vez y decide que comerse uno de estos despotriques por semana le va a terminar saliendo mucho más barato. Se incorpora, le chupa un poco las orejas, la negra afloja de a poco y terminan culeando. Casa, culito y cocinera. Redondo por donde se lo mire, un fenómeno el morocho.
Para hacer un reconto, de puro recontero que soy: no pasó nada, nos cagamos a gritos un rato pero todo sigue igual y marlena escribio un temaso que algún mango por sadaic habrá dejado. El boncha, si Marlena tiene un mínimo sentido de la justicia, alguna miga de la regalía mordió y happy ending, en el más amplio de los sentidos. Hay que aprender de esta gente, señora, no hay con que darle. Aparte de quedarle bien cualquier pilcha que se tiran encima, la saben lunga. Black power, baby. En tu cola.
Entre paréntesis, (temón, disfrutenlón) cierro paréntesis.
Así, pero con más onda...
Como si hubieras inventado el Funk!
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