Sí, ganó el impresentable. Me cago en la leche que mamé y en tu mamá y la mar en coche! Todo muy lindo, globitos, bailecito, "no puedo hacer milagros", la reconchamía! "vamos a armar equipos", la reconchamía! etc, etc, etc, y así un rato... Me voy hasta el cajón, a buscar, a salir, a escapar, a dormir y no! No hay más faso! Me la corto? Me la trompeo? Me la ato a un barrilete y salgo cual niñato a corretear por las avenidas porteñas? No, me voy al kiosco, me compro un cadbury con almendras, chocolate careta si los hay, pero es un día triste, metámosle mano al chanchito de la emergencia. Lo vale. Me hago un cafecito, el forro este hace air guitar entre globos, pendejos fachos y muchos muchos muchos boludos. Apago la tele y me tiro en la cama a terminar un libro, abro el cadbury, me clavo un cuadradito, mastico, trago... me entra la duda... me clavo otro cuadradito... mastico... rumeo... la duda me crece y se trae un poquito de ira en la guantera. Miro el envoltorio. Claramente, en letras grandes, la palabra "ALMENDRAS", la fruta seca, ahí, ilustrada, para que la miren todos. Saco dos cuadraditos... los introduzco simultáneamente en mi boca... mastico... albergo el elemento en la cavidad sublingüal... rumeo... busco... no hay con que darle! Esta pasando. Es verdad: Me chorearon las almendras! ME LO VENDIERON SIN ALMENDRAS! DICE ALMENDRAS Y NO TIENE! Me quiero morir muerto! Dios no existe!
Buen lunes, eh!
Fumiguensé!
Sí, almendras... ESTA!
No se puede confiar en nadie