A todas las anteriores se las puede conjugar con un "de goma", "de cuarta", "de mierda" (particularmente congruente con el "sorete") y así redoblar la ofensa. Cada uno de estos insultos, en sus variaciones tonales y de contexto, te pueden molestar en mayor o en menor medida, según de donde vengas, tu educación, tu humor ese día y dependiendo de cuan en el clavo dan. O sea, depende cuan boludo seas te molestará más o menos que te digan boludo, boló. A cada cual le cabe una distinta y cada cual usa la que le gusta.
Mis cumpas de la secundaria te puteaban raramente; "Vos sos un plato" te decían. Qué me querés decir, pancho? Otra, pancho... qué onda? Acaso la comida dejó de ser algo bienvenido y laboriosamente festejado por todas las culturas de la historia de la humanidad? Tiene Jacobo algo que ver con este devenir de las materias digeribles? Si te digo omelette, por ejemplo, me retiras la invitación a tu casorio? Cómo es? Si nos sinceramos, nadie casa un fulbo de lo que estamos hablando, pero por las dudas, te rompo una silla en la espalda... ay, estos pibes!
Otros te decían "apot". Sí, apot... qué carajo quiere decir, no sabemos, pero era un insulto y si te decían apot te tenías que ir a las manos, no había vuelta.
Ahora, amén de toda preferencia y dejando de lado excentricidades indescifrables, quedan las señoras puteadas. Puteadas que no ofenden la buena moral del vocabulario católico, improperios que decís en la mesa y tu vieja no se espanta, pero se corta la onda, eso sí. Cuando te tiran, por ejemplo, un GIL, así, sonante, en mayúscula, pica. Sí o sí, te cabió. Es a mi entender el único insulto que al conjugar con un "de cuarta" se debilita. El gil es un pusilánime perdido, pobre tipo que no merece el gasto de saliva que requiere la pronunciación de un "pelotudo". Ni hace falta recurrir al baúl de la puteda, "dejá, este es un gil, se insulta solito". Ahí, creo yo, está la pimienta que arde cuando paras un "GIL" de pecho.
Sé de gente que se insultó de todas las maneras posibles, llegando a la invocación de parientes cercanas del sexo femenino (en ocasiones muertas), aludiendo chabacanamente a su pasado de sexualidad mercenaria y "todo bien, la vieja chupaba pija por guita, cuál hay?"; Pero cuando a uno se le ocurrió decirle GIL al otro se armó la bataola! Volaron sillas, mesas y pingüinos y pasaron añares sin que los interesados se dirigieran la palabra, ellos que eran tan amigotes... un despropósito que nos lleva a inequívoca conclusión: Gil es un insulto con todas las letras (aunque en rigor tenga tres nomás). Habría que usarlo con cuidado, me parece, vos fijate...
Te bancamos, gauchito!
1 comentario:
obvio GIL digo cuando tendría que putearlo de arriba a abajo pero ni se merece esa persona que gaste saliva, es un GIL del alma con una carozo de palta en la garganta
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